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martes, 19 de junio de 2007

Por un vaso de leche

En la vida siempre recogerás tu siembra

Un día, un muchacho pobre que vendía mercancías de puerta en puerta para pagar sus estudios universitarios, encontró que solo le quedaba una simple moneda de $ 10, y tenía hambre.


Decidió que pediría algo de comer en la próxima casa. Sin embargo, sus nervios lo traicionaron cuando una encantadora mujer joven le abrió la puerta. En lugar de comida pidió un vaso de agua.

Ella pensó que el joven parecía hambriento, así que le trajo un gran vaso de leche.
El lo bebió despacio, y entonces le preguntó:
-¿Cuánto le debo?-
- No me debes nada hijo - contestó ella -. Mi madre siempre nos ha enseñado a ser caritativos con los que nos necesitan.
El le respondió entonces:
- Entonces, se lo agradezco de todo corazón! -.

Cuando Carlos Ramírez se fue de aquella casa, no sólo se sintió más animado, si no que también su fe en Dios y en los hombres era más fuerte. Él había estado a punto de rendirse y dejar los estudios por las penurias.

Los roles se invierten

Unos años después esa mujer enfermó gravemente, los doctores de su localidad estaban preocupados y finalmente decidieron trasladarla a Montevideo.

Fue entonces cuando llamaron al Dr. Carlos Ramírez para consultarle sobre este caso proveniente del interior del país.

Cuando éste oyó el nombre del pueblo de donde venía la paciente, una extraña luz y una grata sensación llenaron sus ojos.

Inmediatamente el Dr. Ramírez subió del vestíbulo del hospital a su cuarto y vestido con su bata de doctor entró a verla.

Caprichos del destino, era ella, la reconoció enseguida.

Regresó al cuarto de observación determinado a hacer lo mejor posible para salvar su vida.

Desde ese día él prestó, la mejor atención a este caso, fue operada a corazón abierto y su recuperación fue dura…

Después de una larga lucha, ella ganó la batalla y quedó totalmente recuperada.

Un acto de grandeza

Como ya la paciente estaba sana y salva, el Dr. Ramírez pidió a la oficina de administración del hospital que le enviaran la factura total de los gastos para aprobarla.

Él la revisó y firmó. Además escribió algo en el borde de la factura y la envió al cuarto de la paciente.

La cuenta llegó al cuarto de la paciente, pero ella temía abrirla, porque sabía que le tomaría el resto de su vida para poder pagar todos los enormes gastos de una operación así…

Finalmente la abrió, y algo llamó su atención: En el borde de la factura leyó estas palabras...

“Pagada por completo hace muchos años, con un vaso de leche”
(Firmado) Dr. Carlos Ramírez

Lágrimas de alegría inundaron sus ojos y su feliz corazón bendijo al doctor por haberle devuelto la vida…

No dudes de que recogerás lo que siembres… aunque a veces pase el tiempo y no parezca que la cosecha sea fructífera, se paciente que lo bueno que se da siempre vuelve.

No existe la casualidad…existe la invisible mano del destino - que para muchos es la de Dios - que devuelve a cada uno lo que dio en su momento.

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