La dignidad de envejecer
Envejecer no es igual que enfermar, pero muchas veces confundimos o asociamos conceptos no adecuados debido a desconocimiento de un estado que es universal a todo ser vivo. Es un proceso continuo, fisiológico que lleva a modificaciones de tipo biológico, psicológico y bioquímico ha causa del transcurso del tiempo; el cual limita las funciones y la capacidad de adaptación del ser humano.
Mientras que la enfermedad es una alteración anormal de alguno de los aspectos de una persona de cualquier edad, no es normal aunque sea frecuente.
Pero, ¿como disminuimos nuestras reservas funcionales?; se estima que un tercio es por desuso, otro por enfermedad y solo el tercio restante es por envejecimiento, como vemos envejecer nos exige un esfuerzo adicional para el desarrollo de actividades cotidianas.
Si bien es cierto que hay mayor prevalencia de enfermedades en este grupo, éstas dependen o están condicionadas por la edad, estado funcional, nutrición, aspectos psicosociales, la polifarmacia debido a que este sector poblacional tienen 3,5 enfermedades en la consulta ambulatoria y los que requieren internación un promedio de 5 enfermedades.
En un 80% de estas patologías son crónicas, lo cuál nos cambia el concepto de curar por cuidar con un objetivo que es alcanzar una calidad de vida digna que se debe todo ser humano y que no siempre se logra por motivos económicos, sociales, familiares, biológicos y de valores que llevamos a cuestas en nuestra sociedad.
Pero ¿cuál es la realidad en cifras del mundo y de nuestro país?
- La población mundial es de 6.000 millones de personas, y de ellas, los mayores de 65 años alcanzan a ser 420 millones.
- El Indice de envejecimiento mundial es de un 7 %.
- El Uruguay ocupa el tercer lugar en el mundo, tiene la población más envejecida de América.
Edad Mujeres Hombres %
65 y más 263.769 175.274 13.28 %
Subtotales 1.708.683 1.597.040 100.00 %
Total población 3.305.723 (Censo 2005)
La femenización es del 60 %
El Indice de envejecimiento del Uruguay es del 13.28 %
Estos datos nos plantean como nación un enfoque especial de atención al sector que más rápido crece, adecuando los sistemas de contención, asistencia médica, prevención y rehabilitación.
También cabe reconocer que existe un subsector que es una población de riesgo o de mayor fragilidad donde debemos aunar esfuerzos para detectarlos, evitar la dependencia y muerte.
Se han identificado características que provocan mayor riesgo como lo son:
- Mayores de 80 años.
- Quienes viven solos o en matrimonios aislados.
- Quienes habitan viviendas inadecuadas.
- Quienes viven en instituciones poco controladas.
- Quienes padecen enfermedades graves y/o incapacitantes.
- Quienes han sido dados de alta recientemente.
- Quienes tienen malas condiciones socioeconómicas.
- Quienes tienen medicación compleja (insulina, anticoagulantes).
Es este subsector al que debemos atender con mayor equidad, pero no es la representación de la vejez, sin embargo cuando nos hablan de un viejo no debemos representarnos un ser postrado, con una sonda o pañales que depende de otro para alimentarse o movilizarse, esto es una parte muy triste de la vejez.
No debemos olvidar que construyeron antes que nosotros, que forman parte de lo que somos hoy, que tienen mucho que aportar todavía, que debemos aprender ya que nosotros estamos unos escalones atrás pero que llegaremos a los mismos peldaños y que debemos apostar a los valores, a la familia, al respeto por el ser humano para envejecer con dignidad, que no es igual a tener más.
Al decir de H. F. Amiel, en 1874: "aprender a envejecer es el trabajo maestro de la sabiduría y uno de los capítulos más difíciles en el gran arte de vivir”
O como dijo Ingmar Bergman: "envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena".
Nuestro objetivo, más que añadir años de vida, es DAR VIDA A LOS AÑOS.
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